Pasamos muchas horas en el trabajo, pero a veces, quedamos exhaustos sin saber realmente por qué. Esto afecta nuestro anímico, probablemente también nuestra relaciones sociales, y por qué no decirlo, también nuestra productividad.

Mucho se habla del estrés laboral, y cómo no, si es una de las patologías en salud mental, más presente en nuestro país y especialmente en nuestra capital.

Por otro lado, siempre estamos ideando nuevas alternativas y estrategias para hacer un uso más efectivo de nuestro tiempo para lograr hacer cada vez más cosas en nuestro día. Nos llenamos de agendas, listados de cosas-por-hacer, utilizamos medios electrónicos, incorporamos alarmas, colores y papeles para destacar lo importante v/s lo urgente … ¡ufff! Un sinfín de métodos para lograr las tan anheladas metas.

Sin embargo, al ir avanzando en nuestras tareas, aquellas pequeñas metas –que forman parte de proceso- parecieran desvanecerse en el aire, sin disfrutar de esa “acumulación de pequeños logros alcanzados”. La meta final siempre parece lejana; siempre es un desafío. Nunca es suficiente. Acumulamos estrés y cansancio en el proceso y dejamos de disfrutar lo que hacemos. Cada nuevo día parece peor que el anterior. Soñamos con nuestras vacaciones todo el año. Soñamos también con tener días que duren más de 24 horas porque el tiempo pareciera nunca ser suficiente.

La buena noticia es que sí podemos vivir con felicidad nuestro quehacer cotidiano, a través de disfrutar la sumatoria de metas en el proceso.

El sr. Alexander Kjerulf, uno de los grandes expositores de la felicidad en el trabajo a nivel mundial, nos invita a cambiar el foco e incorporar una sencilla práctica para alcanzar esta felicidad.

Nuestras “amadas y odiadas” listas de cosas-por-hacer, pueden ser muy útiles para no olvidar nada. Pero, ¿acaso no nos sentimos abrumados cuando es una lista de nunca acabar? Kjerulf, nos entrega una técnica de 3 pasos para revertir esta situación:

1.- Cambia tu lista de cosas-por-hacer por una que sea cosas-que-puedo-hacer. Esto permitirá focalizar los esfuerzos y alcanzar metas realistas cada día. Disminuirá tu sensación de frustración y aumentará la sensación de logro.

2.- Agrega todo lo que se hace a la lista. Añade en el proceso. Normalmente, nos proponemos realizar ciertas acciones durante el día, pero el factor sorpresa, la emergencia, la noticia de última minuto, las consultas de tus compañeros o tenderle la mano a otro, es algo que nos ocurre todo el tiempo, sacándonos de nuestra programación inicial. ¡Atención! Esto que hacemos “extra” es muy valioso y también forma parte de la cultura organizacional, el clima laboral y las metas globales de nuestra empresa. Añade estos elementos en la lista y verás que aquel cansancio normal que tienes al llegar a tu hogar, tiene una importante razón de ser.

3.- Una vez a la semana, observa la lista de lo que has hecho. Una de las mayores fuentes de felicidad en tu trabajo, es hacer cosas productivas y ver los resultados de tu esfuerzo.

Las tareas que tengamos que hacer, seguirán siendo las mismas. La diferencia está en dónde ponemos el foco para sentirnos felices.

Como ves, la solución es fácil. El desafío está en ponerlo en práctica. ¡Inténtalo con tu equipo y verás como todo cambia!

Publicado el 16 de agosto de 2013 en http://asexma.cl/como-vivir-con-felicidad-mi-trabajo-mediante-el-logro-de-metas/