Agosto es un mes especial en nuestro país. Se ha definido como el mes de la solidaridad en honor al Santo chileno, Alberto Hurtado quien proclamaba “dar hasta que duela”.
Sin embargo, en este mes, los invito a seguir siendo generosos con los demás, pero a “dar hasta que lo disfrutemos”.
La generosidad, desde la Psicología Positiva, constituye una de las 24 fortalezas, y se asocia a la bondad, fortalezas relacionadas con la virtud de la humanidad y el amor.
La RAE, la define como la “inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés”, es decir, realizar una entrega honesta y desinteresada al otro, uno de los elementos que la ciencia ha demostrado que nos hace más felices. Sin embargo, esta definición parece quedar corta, pues la generosidad no sólo es el acto de entregar algo desinteresadamente sino también de recibir.
Es generoso de nuestra parte (valga la redundancia) recibir lo que el otro, cariñosamente, nos entrega. De este modo, la generosidad va ligada a la empatía y al establecimiento de relaciones. Por ello, la entrega no necesariamente es de elementos materiales o dinero, sino también de tiempo, de atención, de interés, de cariño por el otro. Por esto, no es de aquello que nos sobra sino de lo que es lo mejor de nosotros. Recibirlo, es todo un desafío y una oportunidad de autoeducación para fortalecer relaciones personales y sociales.
En este mes de la generosidad, aprovechemos de educarnos en esta hermosa acción. Si eres de los que entrega dinero a alguna organización social, ocúpate de saber en qué están y qué están haciendo. Que tu entrega no sólo sea un descuento de dinero desde tu cuenta bancaria. Si te invitan a salir, y la otra persona quiere pagar, permite que lo haga. No anules su generosa entrega. El tiempo con tu familia, con tu pareja o con tus amigos, dedícalo de verdad. Ponlo en tu agenda si es necesario. Pero dedica tiempo generoso y de calidad a quienes amas. Te lo agradecerán. Si siempre has querido realizar un voluntariado, es tiempo de que busques dónde y comiences ya.
Son muchas las personas que requieren de nuestra ayuda. Especialmente de nuestro tiempo y compañía. Y ¡no lo olvides! La generosidad parte por casa y es necesario ser generosos en aprender a darnos y a recibir lo mejor de nosotros para nosotros mismos.
De este modo, podremos dar también lo mejor de nosotros a los demás.
Publicado en http://www.cetep.cl/web/?p=8491 el 30/07/2015