Comienza Septiembre y es inevitable empezar a pensar en las delicias que acompañan nuestras Fiestas Patrias. Se hace agua la boca pensando en los asaditos, choripanes, empanadas, chancho en piedra, encebollados, terremotos, mote con huesillos, dulces chilenos…ufff, un largo etcétera de maravillas culinarias.
Saboreamos cada bocado, en largos encuentros familiares y/o de amigos. Pero ¿qué nos queda de esto, aparte de unos kilos extras?
Cuando pensamos en felicidad o en nuestro bienestar, un ejercicio sencillo pero muy eficaz es “saborear la vida”; es decir, detenerse y apreciar el momento de manera consciente; observar nuestro entorno, lo que está ocurriendo, a nosotros mismos, nuestras emociones, sensaciones, pensamiento en un momento determinado.
De alguna forma es tener “un momento kodak” que podamos atesorar en nuestra memoria y nutrirnos de ella cuando así queramos.
La celebración de las Fiestas Patrias es un excelente momento para guardar y atesorar muchos de estos registros. Prestemos entonces atención a estos encuentros. Que nuestro foco no sea hablar con whatsapp con quienes no están mientras nos perdemos a los que sí lo están; o subiendo fotos de nuestra comida sin siquiera antes haberla probado. Déjalo para más tarde. El mundo virtual seguirá ahí, pero la vida real pasa.
Estemos presentes y atentos a la experiencia. Cada vez que hablemos de ella o la recordemos, podremos volver a saborearla, siendo así un nutriente permanente para el alma.
Saborea… saborea todo… cada día, en cada momento, en cada tarea (incluso en aquellas que no te gustan, así podremos ver como siempre se puede rescatar lo positivo, como el hecho de lograr lo propuesto), saborea el encuentro, las oportunidades. Prueba “nuevos sabores”.
Agosto es un mes especial en nuestro país. Se ha definido como el mes de la solidaridad en honor al Santo chileno, Alberto Hurtado quien proclamaba “dar hasta que duela”.
Sin embargo, en este mes, los invito a seguir siendo generosos con los demás, pero a “dar hasta que lo disfrutemos”.
La generosidad, desde la Psicología Positiva, constituye una de las 24 fortalezas, y se asocia a la bondad, fortalezas relacionadas con la virtud de la humanidad y el amor.
La RAE, la define como la “inclinación o propensión del ánimo a anteponer el decoro a la utilidad y al interés”, es decir, realizar una entrega honesta y desinteresada al otro, uno de los elementos que la ciencia ha demostrado que nos hace más felices. Sin embargo, esta definición parece quedar corta, pues la generosidad no sólo es el acto de entregar algo desinteresadamente sino también de recibir.
Es generoso de nuestra parte (valga la redundancia) recibir lo que el otro, cariñosamente, nos entrega. De este modo, la generosidad va ligada a la empatía y al establecimiento de relaciones. Por ello, la entrega no necesariamente es de elementos materiales o dinero, sino también de tiempo, de atención, de interés, de cariño por el otro. Por esto, no es de aquello que nos sobra sino de lo que es lo mejor de nosotros. Recibirlo, es todo un desafío y una oportunidad de autoeducación para fortalecer relaciones personales y sociales.
En este mes de la generosidad, aprovechemos de educarnos en esta hermosa acción. Si eres de los que entrega dinero a alguna organización social, ocúpate de saber en qué están y qué están haciendo. Que tu entrega no sólo sea un descuento de dinero desde tu cuenta bancaria. Si te invitan a salir, y la otra persona quiere pagar, permite que lo haga. No anules su generosa entrega. El tiempo con tu familia, con tu pareja o con tus amigos, dedícalo de verdad. Ponlo en tu agenda si es necesario. Pero dedica tiempo generoso y de calidad a quienes amas. Te lo agradecerán. Si siempre has querido realizar un voluntariado, es tiempo de que busques dónde y comiences ya.
Son muchas las personas que requieren de nuestra ayuda. Especialmente de nuestro tiempo y compañía. Y ¡no lo olvides! La generosidad parte por casa y es necesario ser generosos en aprender a darnos y a recibir lo mejor de nosotros para nosotros mismos.
De este modo, podremos dar también lo mejor de nosotros a los demás.
Cuando hablamos de bienestar y salud mental, hay un espacio de nuestra vida al que poca atención le hemos puesto al respecto: el mundo del trabajo.
Hace ya 17 años, el fundador de la Psicología Positiva Martin Seligman, ha venido trabajando el tema de la felicidad y el bienestar en diversos aspectos de nuestra vida. Él, como todos los psicólogos y psiquiatras de la época, estaba muy enfocado en las patologías y el malestar de las personas, hasta que se dio cuenta de que era necesario que la disciplina tuviera también una alternativa de enfoque y pudiera hablar de lo bueno de los seres humanos, sus fortalezas, virtudes y oportunidades.
Es así como comenzó a realizar investigaciones en esta línea y ya ha hecho muchísimos aportes. Uno de los conceptos interesantes que ha propuesto es el P.E.R.M.A. (acrónimo denominado desde la lengua inglesa y que incorpora 5 elementos fundamentales). En español, significa lo siguiente:
P Emociones positivas (Positive Emotions)
E Engagement (no existe una traducción específica pero refiere al compromiso y a la motivación de los empleados. Suele ser traducido como Involucramiento)
R Relaciones Positivas (Relationship)
M Significado (Meaning)
A Logro (Accomplishment)
El P.E.R.M.A. está orientado a todas las áreas de nuestra vida. Pero miremos qué pasa al focalizarla al trabajo.
Veamos cada una de ellas:
Emociones Positivas: Es el concepto que más se asocia a lo que entendemos por felicidad comúnmente. Tiene que ver con experimentar emociones positivas durante el día (como el optimismo, la capacidad de amar, la alegría, entre otros), lo que además se traduce en palabras positivas que decimos. Esto llevará a su vez, a disminuir las emociones negativas, lo que conlleva a un mayor bienestar y calidad de vida. Las personas positivas tienen un mejor desempeño en la vida (¡atención jefes! ¡Este punto es importante!), además se siente mejor consigo mismo y con los demás, junto con disfrutar más cada momento de la vida. En el mundo del trabajo pareciera que esto es “el sueño del pibe” sin embargo, pasa por la actitud con que todos enfrentemos nuestro trabajo. Especialmente las jefaturas. Deberán aprender a focalizarse en aspectos positivos y no sólo en los errores o en lo que está pendiente de llevarse a cabo. Utilizar palabras de agradecimiento por lo que se realiza y/o felicitar a las personas por sus logros, son pequeños gestos que hacen que las culturas organizacionales vayan sacando lo mejor de sí (en psicología positiva a esto se le denomina “florecimiento”). ¡Atención! Las emociones positivas no están relegadas al ámbito privado. Nuestra vida la pasamos mayormente en el trabajo. Aprendamos a disfrutarlo y a que otros lo hagan también.
Involucramiento: se refiere a la capacidad de involucrarse en las actividades cotidianas, sean estas placenteras o no, y alcanzar el “flow” (fluir con el goce de lo que se está realizando. Se refiere a esos momentos en que estamos tan concentrados en algo que no nos damos cuenta cómo pasa el tiempo). Cuando estamos enfrentados a algo que no es de nuestro agrado, pero ponemos en juego nuestras fortalezas, la percepción que tenemos de nuestro quehacer se modifica y nuestro bienestar aumenta. Así que, si es de aquellos que no disfruta tanto lo que hace, dele una vuelta que ¡aún es tiempo de lograrlo! El primer paso es identificar y reconocer nuestras fortalezas y pasiones para trabajar con un sentido de realización personal.
Relaciones Positivas: implica la generación de relaciones constructivas. Cultivar este tipo de relaciones permite experimentar la sensación de estar acompañado en el mundo, de cobijo y gratificaciones. Esto ayudará a enfrentar los momentos difíciles. Lograr este tipo de relaciones ayuda a mantener nuestro nivel de bienestar alto. Recuerde que no estamos solos en el mundo y que, de hecho, es una necesidad humana sentirnos conectados con otros. Y en el trabajo, ¡qué importante es tener buenas relaciones! (y que sean genuinamente buenas). Estas facilitarán la generación de confianzas y un agradable clima laboral que favorecerá el deseo de las personas por formar parte de la empresa. Los seres humanos tenemos muchas motivaciones diversas en relación con el trabajo. La remuneración económica es sólo una de ellas. Hoy, uno de los elementos centrales por lo que las personas eligen o no trabajar en un lugar, es precisamente la que tiene que ver con la calidad de vida dentro del espacio laboral y las relaciones positivas son clave para ello.
Significado: las personas buscamos darle un sentido más trascendente a nuestra vida para que ésta, como bien dice el concepto, tenga mayor significado. De ahí que buscamos formar parte de agrupaciones como la política, la religión, grupos sociales o deportivos, etc. En el trabajo, buscar el significado implica también que lo que hacemos sirva para algo mayor a que sólo sea la mera ejecución de tareas. Darle un sentido mayor, también ayuda a trazar caminos y a caminarlos de manera coherente. El significado ayuda a tener un propósito, el cual se transforma en objetivos y permite avanzar hacia ellos.
Logro: una vez que hemos sentido que tenemos un significado mayor y que somos capaces de alcanzarlo, ponemos manos a la obra en busca de los resultados. Cuando nos disponemos con llamémoslas así, energías positivas para hacerlo, lo más probable es que alcancemos nuestras metas. Esto, porque predisponemos todas nuestras fortalezas y capacidades con ese fin. Cuando, por el contrario, desde el comienzo no creemos que sea posible alcanzar alguna meta, lo más probable es que se convierta en una profecía autocumplida. La determinación es importante en este proceso. Meta con sentido y determinación en alcanzarla, junto con una actitud positiva y con un sentido de competencia (es decir, que nosotros mismos somos competentes para lograrlo), es un método altamente infalible.
Y tú, ¿dónde crees que tendrías que ponerle más esfuerzo? Un poquito de esfuerzo para resultados exitosos…inténtalo.